Una vez conseguida la remisión completa de la sintomatología depresiva, debe seguir tomando la medicación tal y como se lo indica su médico psiquiatra.  El tratamiento no puede abandonarlo aunque se sienta totalmente bien y recuperado.


El tomar medicación no significa en ningún momento falta de voluntad o de debilidad, no debemos olvidar que una depresión no es un estado de tristeza, es una enfermedad y en algunas situaciones es necesario medicación para combatirla.
El que usted se encuentre libre de los síntomas de ansiedad y depresivos, no quiere decir que esté curado, deberá seguir tomando la medicación entre 6 y 9 meses. Con ello se intenta disminuir el riesgo de recaída. Es importante recalcar, que las personas que en algún momento de su vida necesiten antidepresivos, no quiere decir que tengan que tomarlos siempre, además, estos medicamentos, los antidepresivos, NO generan adicción.

Si se trata del primer episodio depresivo y dependiendo de su gravedad, el psiquiatra siempre procederá a  la retirada del tratamiento, debiendo hacerse de modo progresivo y la disminución del mismo de manera lenta, tanto para evitar la posibilidad de síntomas de retirada (nerviosismo, ansiedad, intranquilidad psicomotriz…) como la posible reaparición de síntomas depresivos.

En caso de que por algún motivo el paciente no quisiera seguir tomando el antidepresivo, es importante que nunca lo suspenda de golpe, consulte con su psiquiatra, para que se proceda a la reducción de la medicación.

Si aparece un segundo episodio depresivo, la medicación  se deberá mantener uno o dos años. A partir del tercer episodio depresivo el médico deberá plantearse, y plantear al paciente, la necesidad de tomar el medicamento a dosis de mantenimiento durante varios años, incluso de por vida, con el fin de disminuir la posibilidad de nuevas recaídas, ya que cuanto mayor es el número de episodios, mayor es la probabilidad de recaer en la depresión.

La eficacia de la mayoría de los antidepresivos es similar, existen diferencias respecto a su perfil clínico, de efectos secundarios y tolerancia, lo que permite seleccionar su indicación.

Los antidepresivos actuales tienen menos efectos secundarios que los antiguos fármacos y son mejor tolerados.

La medición de los niveles de antidepresivos en sangre puede ser útil cuando se quiere evaluar el posible mal cumplimiento del tratamiento, la presencia de efectos secundarios anormalmente exagerados, la posibilidad de niveles tóxicos del fármacos o la interacción que puede existir con otros medicamentos que esté tomando el paciente. En el resto de los casos, que son la mayoría, no suele ser necesario.