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Actualmente se desconoce la causa del trastorno bipolar, pero hay suficientes datos para suponer que en su origen participan factores biológicos y psicosociales con claras interacciones entre ellos , cuyas combinaciones dan lugar a episodios anímicos específicos de cada persona a lo largo de cualquier momento de su vida.

El trastorno bipolar se conoce con precisión desde el siglo XIX en el que se describió la enfermedad (que se denominó Psicosis Maniaco Depresiva), caracterizada por temporadas de excitación e hiperactividad (manía) que se alternan con otras de depresión. Constatado en todas las culturas, el trastorno bipolar es relativamente frecuente (0,8 – 1% de la población general) y se inicia en edades jóvenes de la vida (alrededor de los 30 años).

Aunque es un trastorno que tiende a la cronicidad, actualmente puede tratarse tanto a nivel de los episodios de exaltación (manía) como la de los depresivos, así como la tendencia a las fluctuaciones con fármacos estabilizadores, que regulan las transiciones de las temporadas maníacas a las depresivas y viceversa.

La mayoría de las personas con trastorno bipolar pueden tratarse, pero es necesario que un psiquiatra o un psicólogo realice antes un diagnóstico.

Por desgracia, muchas personas que sufren este trastorno nunca se diagnostican o no reciben el tratamiento apropiado.

Sin un diagnóstico y un tratamiento adecuados, el trastorno podría llegar a empeorar.

Tratamiento del trastorno bipolar

Aunque no existe cura para el trastorno bipolar, el tratamiento puede estabilizar el estado de ánimo de una persona y ayudar a controlar y manejar los síntomas. Los períodos de depresión o manía retornan en la mayoría de los pacientes, incluso con tratamiento.

LOS OBJETIVOS DEL TRATAMIENTO SON:

  • Evitar moverse de una fase a otra.
  • Evitar la necesidad de una hospitalización.
  • Ayudar a que el paciente se desempeñe lo mejor posible entre episodios.
  • Prevenir la autoagresión y el suicidio.
  • Hacer que los episodios sean menos frecuentes e intensos.
  • Estabilizar al paciente para que puede desempeñar un vida normal.

Los medicamentos se deben tomar según lo indicado por un médico o médico psiquiatra. A veces el plan de tratamiento de una persona necesita ser cambiado según los resultados que se obtengan inicialmente. Cuando los cambios son necesarios en la dosis del o los medicamentos, el médico guiará el cambio. Una persona nunca debe dejar de tomar un medicamento sin consultar a su médico para obtener ayuda.
Los episodios depresivos se tratan igual y el objetivo es el mismo que en una depresión, pero en estos pacientes los antidepresivos pueden desencadenar episodios de manía, por lo que se usan fármacos estabilizadores del ánimo, y especialmente el litio, que se emplea para prevenir las recaídas, ya que el trastorno bipolar es una enfermedad que suele cronificar.