El 6 % de la población padece síntomas claustrofóbicos, miedo irracional a los espacios cerrados.

La terapia cognitivo conductual presenta evidencia científica en la reducción de síntomas de esta fobia específica.

Los síntomas de claustrofobia se producen cuando una persona se encuentra en un espacio cerrado. La persona presenta de manera brusca síntomas tales como:  inquietud, ansiedad, sudoración, llanto, aumento de la frecuencia cardíaca o la respiración. Algunas personas sienten que no pueden respirar adecuadamente en espacios cerrados, y tienen la necesidad imperiosa de abandonar o huir del lugar.

Muchas personas pueden en algún momento de su vida sufrir sensación o miedo claustrofóbico pero un 4%-8% sufren esta fobia, esta patlogía está clasificada dentro de las fobias específicas de forma grave, lo que puede provocar ataques de pánico o crisis de angustia cuando entran en un ascensor o se quedan atrapados en un lugar cerrado.

Como la mayoría de las fobias, la claustrofobia es irracional, y el pensamiento racional, por lo general no se puede curar. Esto quiere decir que incluso si una persona sabe que el espacio cerrado no representa ningún peligro, pueden llegar a tener pánico extremo cuando está en tal espacio. Pudiendo llegar a presenter un ataque de pánico.

Todas las personas nos movemos en una burbuja o espacio vital personal de protección llamada ‘espacio cercano’, más comúnmente conocido como ‘espacio personal’. Según los investigadores esta burbuja no es del mismo tamaño para todas las personas. Aquéllas que proyectan su espacio personal mucho más allá de sus cuerpos son más propensas a experimentar miedo claustrofóbico, según un nuevo estudio publicado en la revista ‘Cognition’.

Las personas más niveles de claustrofobia tienen un exagerado y aumentado sentido del espacio que les rodea, espacio vital personal.

La claustrophobia puede verse asociada a menudo con una experiencia pasada traumática, como quedarse atrapado en un túnel durante un largo periodo de tiempo. «Sin embargo, sabemos que algunas personas que experimentan estos sucesos en espacios reducidos no desarrollan claustrofobia»

Las diferentes reacciones a los mismos estímulos lleva a preguntarnos si otros factores podían estar implicados.

Se sabe que los sujetos con más niveles de claustrofobia subestiman las distancias horizontales y sobreestiman las verticales.

Las personas que padecen  esta fobia tienen que evitar tantas actividades que la vida se hace difícil vivir con normalidad, reduciéndose en muchos caso su autonomía.

Afortunadamente, el tratamiento para de esta fobia, Clautrofobia, es bastante eficaz. Poco a poco puede ayudar a la persona a superar el miedo o pánico a sentirse encerrado o sin escapatoria.

La terapia cognitiva conductual ha demostrado evidencia significativa en el tratamiento de la Claustrofobia.

En caso de padecer esta patología específica, póngase en manos de un psicoterapeuta especializado, el tratamiento le dará la posibilidad de ir recuperando seguridad y realizer actividades que antes le eran imposible.